Páginas

martes, 9 de julio de 2013

Crónica ICAN Valladolid, por Fernando Alonso Avezuela.

Me he animado a escribir estas líneas motivado por la necesidad de denunciar a título PERSONAL lo que pasó ayer.

Todo ello, a pesar de que pude terminar (segundo triatlón, segundo Half-IM... PRIMERA PÁJARA) y con buenas sensaciones finales habida cuenta de las condiciones climatológicas y ORGANIZATIVAS que acaecieron ayer.

Pintaba bien esta prueba, precedida por la fama de sus promotores en anteriores eventos, y por una muy agradable velada la tarde-noche anterior durante la celebración de la pasta-party en las inmediaciones de la Cúpula del Milenio.

Día caluroso (muy caluroso) que comenzaba con la celebración de un briefing de asistencia 'obligatoria' que no hacía más que confirmar en mi fuero interno las perspectivas que me había hecho al respecto de la prueba: buena organización con carreteras cerradas al tráfico, muchos voluntarios y unidades de los cuerpos y fuerzas de seguridad, y protección civil. O eso creía yo.

La serie de despropósitos comenzó ya en el sector de natación: más de 20 minutos de espera durante los cuales nos tuvieron al sol con el neopreno puesto, sin más aparente razón que cumplir con las exigencias del guión a la hora de controlar al personal que accedía a la prueba y organizar la salida. 

Muy discutible en todo caso los medios (pensar que por tener un gorro de la organización en un área abierta al público vas a controlar algo), la ejecución del plan previsto fue un vodevil.  Era tal el caos que auto-provocaron, y el retraso que esta circunstancia motivó, que dado que el acceso al agua estaba, calculo a unos 200-300 m contracorriente de la salida, alentaron a que retrocediésemos por tierra hasta la misma para tirarnos al agua en un punto que claramente no habían revisado: por un lateral de una de las plataformas de madera suspendidas sobre el río, agarrándonos a las vallas, y pisando dios sabe qué. Jugándonos el físico, todo iba muy lento, ya que el personal desfilaba con mucho tiento, de uno en uno.  

Resultado, tremenda pérdida de líquidos tras un sudada que ni en un sauna. 

Empecé a sentirme revuelto, y ahora no eran los nervios.

Ya en el río, se tenía que esperar a la gente que había decidido ir nadando. ¿Para qué sirve dedicar tanto recurso y esfuerzo a controlar el acceso si luego en el agua nadie controla nada (decían que los buenos saldrían 20 metros por delante y sólo se fijaban en que la gente no tocase las piraguas durante la espera (...)).

En fin. Se dio la salida, y yo tenía la boca como una mojama. Quizás por eso durante todo el recorrido mis compañeros quisieron invitarme una y otra vez a tomar unos lingotazos del Pisuerga. Y digo yo, ¿no hay río para todos? ¿qué necesidad hay de pasarte por encima? Total, que todos los esfuerzos de este ciclo de mejorar la técnica pasaron inadvertidos. 

De todos modos salgo hacia la mitad, con mucha bici todavía en la T1. 

Comienzo el segundo sector, con la necesidad de beberme media fuente de la plaza de mi pueblo, pero con la desagradable constatación de que mis 2 bidones están ardiendo. He tomado cafés con leche de máquina mucho más helados, y tras el primer trago me entran arcadas. Me temo que hasta Valdestillas no beba nada...

Hago de tripas corazón y tiro para adelante al ritmo previsto pero con la boca seca, seca. Se lo digo a Gonzalo que nos está esperando en una cuneta, y que no sé que me llegó a entender :-). A unos kilómetros del deseado avituallamiento, Carlos Merino me quita las pegatinas, y antes de devolverle los ánimos, lo primero que me sale es decirle "estoy seco!!"). Mi cabeza sólo visualizaba el caño de la fuente de mi pueblo.

Pero... cuando llego a Valdestillas... Los bidones prometidos no existían. Los isotónicos, los refrescos de cola... tampoco. Me dicen, "para y te rellenamos los bidones". ¿Parar? ¿pero en la bici se para para avituallarse? ¿darán pincho con la caña? 

Gracias a que estaba Dani (compi, de veras, gracias y estas críticas no son para vosotros y menos para ti), me acerca él corriendo una de 25 cl que creo que eran para la comida de los voluntarios. El cuerpo me pide agua, y eso es lo que hago. En 2 tragos (literal) la vacío. 

Este fue mi único consumo de líquidos entre Valladolid y Tordesillas. Conclusión: Claros síntomas de deshidratación (dolor de cabeza, vista nublosa...) y pajarón. Paso a ir en modo 'verano azul' y con todo por delante. Cuesta de pavés en Tordesillas incluida.

Llego a la Plaza Mayor y misma situación que en Valdestillas. Aquí, tomo la mejor decisión: parar, beber y rellenar bidones. Realmente me sustituyen los míos y me dan unos 'nuevos', o eso pensaba yo habida cuenta el 'colocón' que llevaba.

Continuo. Antes de salir del pueblo, ya ha caído el primer bidón, y me quedan las cuestas de Geria... El líquido empieza a funcionar y al menos puedo dar pedales y mantenerme en la bici. Comienzo a pensar en objetivos a corto plazo. El primero, llegar a Robladillo.

Una vez allí, último avituallamiento. Vuelvo a parar, me bebo casi un bidón allí, me dan otros dos y cojo un tercero que antes de salir del pueblo también lo fusilo. 

Y aquí es cuando me doy cuenta de que están 'reutilizando' los del resto de compañeros, pues me dan uno no 'verde' de Isostar que podía haber sido utilizado por un 'mononucleótico'... Llegado este punto, me da lo mismo. Pienso ya en llegar a la cúpula y para este infierno.

Me sigo hidratando, y hasta adelanto a un par de 'riding-deaths' como yo. Al final, consigo llegar, con una media que ni en diciembre cuando comencé con la bici.

Al embocar a la cúpula, veo a mi familia, y les digo que lo dejo... No obstante, al llegar a donde está mi bolsa, veo una botella de agua que está llena. Miro a mi alrededor. Pregunto. No es de nadie. Me la bebo. Como si fuese una premonición, me digo: ¿por qué no hasta el primer avituallamiento de carrera, y a ver qué pasa? Quizás sean diferentes a los de la bici. La idea, seguir con objetivos a corto plazo.

Comienzo a correr, y veo que las piernas me responden. Se nota que es lo que me gusta, y que la re-hidratación está funcionando. Llego al primer punto, y tomo agua, cocacola, sales... Me sacio. Las piernas empiezan a ir. 

Voy cumpliendo hitos, tomando líquidos cada 2,5 km. Si tenía que reducir para tomarlo, reducía. No estaba la cosa para intentar el récord del mundo :-). Pero sí que mantengo un ritmo honroso dadas las circunstancias que me permite hacer el 36 en parcial de carrera por grupos de edad, en una prueba que no tengo más referencias que los pasos de meta para acabar y nadie que me acompañe en la travesía. Se invirtió lo sucedido en la bici. 

Al final, el 90 en grupos de edad. Muy contento por cómo me funcionó la cabeza y supe sufrir, pero MUY INDIGNADO con la organización. Esta satisfacción personal, la camiseta chula, la medallita, el masaje, y los ánimos de amigos y familiares, lo mejor de todo. Para lo demás, master card. 


No hay comentarios:

DISEÑO GANADOR. TRIPITROFEO 2023

Las votaciones de los deportistas del Club hacen que el Diseño 03 triunfe con respecto al resto de diseños. ¡Muchas gracias por participar y...