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jueves, 4 de junio de 2015

TRIATLÓN MANZANARES EL REAL. Crónica de Gonzalo Albillos.

 Manzanares El Real, Comunidad de Madrid. 7 de la mañana del 30 de mayo de 2015. Ahí estaba yo, entre tostadas, nervios y legañas. Vine muy tarde de Valladolid, es cierto, pero también había pasado mucho tiempo encima del colchón desvelado y pensando en la prueba de mañana. No era una salida de domingo. No era un triatlón olímpico cualquiera (1500-40-10). No era una prueba cualquiera. Era mi primer “tri”, mi presentación en sociedad como tripi y como las ocasiones importantes lo merecen, había traje de gala: este nuestro mono rosa-fucsia que como dijo el speaker “pasa muy desapercibido”.
Pues eso, que el día que tenía por delante no iba a ser un sábado corriente. Con el dorsal en mi poder y todos los trastos (digo todos porque repasé mil veces y me aseguré muy mucho de que no se me olvidara nada) me dirijo al box. Miro de reojo a ver como lo colocan mis vecinos y a modo de “novatoinexpertoentriatlones” repito la maniobra para que las transiciones sean lo más rápidas posibles. De camino al embalse, enfundándome el neopreno, me río y pienso que si el problema fuesen las transiciones, ¿dónde había que firmar?
Como ya sabéis, todos los novatos pagan la novatada. Y yo, para no ser menos, la pagué en el agua. La salida fue brusca como me esperaba, y a pesar de los típicos manotazos y patadas, nadé sin demasiada complicación hasta la primera boya. Ahí, me di cuenta que los amigos (si es que hay amigos en las competiciones) se quedan fuera del agua: que viva la ley del más fuerte y que viva la madre que los trajo al mundo. Por unos segundos, me imaginé a la mía entrando desesperada en el embalse porque habían ahogado a su “hijito”. Pero quedó en un susto, salí del grupo a un lateral y a nadar a mi bola y a mi ritmo. A pesar de perder la dirección unas cuantas veces salí del agua contento, hechos unos metros de más pero contento; me había encontrado cómodo y sin apenas desgaste.
Corrí al box, hice la transición sin imprevistos y a sentar el culo en la bici. Era un circuito rápido, más bien plano y con bastantes rectas. La tendencia era coger la bici e ir a saco y casi hacer rectas las rotondas, pero opté por levantar un pelo el pie del acelerador. Tenía por delante la carrera y no quiera pagar más novatadas; así que me guardé algo por si me fuese a hacer falta.
Ya en la carrera, habiendo pasado por el box sin sobresaltos, me di cuenta que “eso” que me había guardado antes lo había dejado en la bici, en la T2, o se me había caído corriendo. El ritmo era alto y llevaba el corazón en la boca, saboreándolo en cada zancada, apretando los dientes por si en una bocanada de aire se me salía de las fauces. Pensaba en echar el resto, en que no quedaba nada, en que en peores plazas había toreado. Sin embargo, en tri-plazas nunca había toreado, y a pesar de que estaba cogiendo el estoque para rematar la faena, estaba exhausto y lo notaba en la respiración, en las piernas y en el alma. Terminé. ¡Por fin! Prueba superada. Y a seguir disfrutando hasta la siguiente.
Ahora, encima del papel, me surgen emociones bonitas de este mi primer triatlón. Sin ninguna duda es exigente pero el poso del recuerdo es más reconfortante que la amarga agonía de la prueba. Aprovecho para agradecer los consejos, los ánimos, la paciencia, las bienvenidas, etc en estos primeros pasitos. Gracias, y a seguir disfrutando.
Ganaba la prueba Iván Díaz Chacón con un tiempo de 2:03:08

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