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martes, 18 de noviembre de 2014

MARATONES DE NEW YORK Y OPORTO.

El 2 de noviembre se juntaron dos impresionantes competiciones para los miembros del Triatlón Pisuerga. Mientras que Juan Luis y Fernando se fueron a la ciudad de Oporto para participar en la maratón de esta bella ciudad, Luis Ángel hizo un viaje un poco más largo para participar en la homónica carrera de New York.
La narración de la maratón de Oporto se puede consultar en este enlace. Se recomienda encarecidamente la lectura de cualquier entrada de este blog.
Luis Ángel nos cuenta a continuación sus aventuras y desventuras en la masificada maratón del otro lado del charco.

Hay competiciones que se tuercen desde un principio el día de la competición aunque la preparación y éntrenos hayan sido los adecuados, pero bueno esto es deporte y es nuestro hobby y no vivimos profesionalmente de ello, aunque dediquemos muchas horas de sacrificio.
Esto me sucedió el pasado 2 de noviembre en la maratón de New York, la prueba más importante del calendario internacional tanto para profesionales como para populares.
El pistoletazo de salida se da a las 9:40 de la mañana, pero la prueba en sí comienza mucho antes; a las 5:30 de la mañana donde te embarcas en el autobús que te lleva a la zona de de salida (el recorrido es lineal y discurre por los barrios de New York con final en el mítico parque de Central Park). Ya en la zona de salida se pasan diversos controles policiales (desde lo sucedido en la maratón de Boston se han tomado muy en serio la seguridad de la prueba.); total que sobre las 6:00 de la mañana estás en una campa a la intemperie sin ningún tipo de cobijo que te puedas resguardar del viento y el frío intenso.
Más de 3 horas paradas intentando mantener a raya el frío con cafés y bebidas calientes (cosa que no se consigue). A falta de 1 hora para la salida entramos en los “cajones” de salida ya sin posibilidad de hacer uso de los baños ni de las bebidas calientes. Con estos condicionantes es imposible calentar ni estar en las mejores condiciones de poder disputar y disfrutar de la meca de la maratón.

Se da la salida y los cerca de 70000 participantes vamos saliendo en tandas para no colapsar el primer puente del recorrido de los muchos que hay que atravesar. Y primeros síntomas de que hoy no es el día, el frío no me deja correr con normalidad y empiezo a tener  problemas digestivos, unido al fuerte viento de cara que tuvimos en la mayor parte del recorrido hacían presagiar que me tocaría sufrir para poder finalizar la prueba.
Pasan los kilómetros, la gente agolpada en las calles animando, grupos de música amenizando, voluntarios en los avituallamientos ; esto anima a continuar pero las sensaciones son horrorosas aunque los ritmos de carrera no son malos.
Me comienza a molestar el gemelo derecho mismas sensación de la lesión que llevaba arrastrando todo el verano y que me hizo tener que retirarme en el Ironman, bueno aguantaremos hasta donde deje.
Los problemas intestinales persisten es imposible poder avituallarme,  y a la larga pasará factura.
Siguen cayendo los kilómetros y todavía no he visto un tramo llamo en todo el recorrido (ni lo hay en toda la maratón, es un continuo sube baja durante 42kms). Paso de la media maratón y para mi sorpresa es un buen tiempo teniendo en cuenta todas las circunstancias, 1:32; pero el dolor del gemelo va a más y no tiene pinta de que mejore; sigo sin poder beber así que es cuestión de tiempo que aparezcan los calambres.
Aparecen los calambres en el cuadriceps izquierdo, así que toca beber sales si o si y bajar el ritmo; los calambres mejoran pero el dolor del gemelo ya casi ni se puede soportar y al tener que beber por los calambres el estomago dio mas guerra aun.

A mi pesar tengo que parar si o si, el gemelo ya no aguanta mas, toca recuperarse un poco y seguir corriendo, hasta la milla 16 (el recorrido estaba marcada en millas), justo al pasar por el cartel la típica “pedrada “ de rotura de fibras hizo acto de presencia y con ella seguir corriendo, se acabo la maratón . Fue casualidad que en eso punto había un puesto medico y que un medico hablara castellano, pero nada se pudo hacer, solamente taparme con una manta (seguía el viento y frío helador) y completar el resto de la maratón cojo cubriéndome con la manta para no quedarme congelado.
Sabor muy amargo, pude cruzar la línea de meta, disfrutar del ambiente de la maratón,  pero muy lejos de mis expectativas.
Las condiciones que se dieron sobre todo en la larga espera de la salida tuvieron mucho de culpa, pero bueno esto fue para todos lo mismo a unos nos afecto más que a otros.


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