Espantada masiva antes de la salida, en protesta por los cambios introducidos a última hora en el circuito de bicicleta, y por una supuesta peligrosidad del mismo.
Sin haberlo podido comprobar en primera persona, y dado que se trataba de un circuito a 5 vueltas con fácil escapatoria, decidí tomar la salida.
Natación tranquila en un entorno magnífico como es el río Miño, para dar paso a un sector de bicicleta técnico, alternando una primera parte con tramos en pavés y otros en cemento con estrechamientos y curvas muy cerradas que dificultaban ir acoplado, así como una segunda parte con relativo buen firme.
Sector de carrera espectacular que transcurría por un parque fluvial, así como por el centro de Tui, muy pero que muy duro: 1084 m de desnivel acumulado positivo (¡sí, 4 cifras!) que transcurrieron por asfalto, hierba, tierra, traviesas de madera y pavés. De todo un poco, y con mucho calor.
No faltó el agua (para mí, mucho más importante que otras disquisiciones, que en cualquier caso también habrá que considerar para el futuro), pero sin sales, ni geles en todo el recorrido. Mucho voluntario, lo que facilitó en todo momento el transcurso de la prueba.
En lo personal, y con pocos días de entrenamiento tras la lesión de Lanzarote, disfruté de la prueba dentro de mi estado de forma, pues la rodilla aguantó bien máxime con tanto desnivel en la media maratón. Las circunstancias hicieron casi testimonial el 9º puesto general y el 3º de la categoría, en una prueba ganada por Gustavo Rodríguez, quien corría en casa.
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