“Muéstrame un hombre satisfecho y te mostraré a un hombre
fracasado” (Thomas A. Edison).
A un mes vista de la celebración del pasado Ironman (IM) de
Lanzarote, la prueba fetiche por la que hacía año y medio me enrolé en esto del
triatlón, se presentaba ya no como un reto imposible, sino como una estupenda
oportunidad de disfrutar de este maravilloso deporte, con un circuito
espectacular y una organización inmaculada. Atrás quedaban los miedos e
incertidumbres de lo desconocido, del ‘llegaré?’, del ‘seré capaz?’, pues con 4 medios y el IM
de Huelva en octubre pasado a mis
espaldas, pensaba que ya sólo quedaba el tratar de bajar de las 12 h, incluso
11 h si Eolo se ponía de nuestra parte y los astros se alineaban.
Una planificación mucho más exhaustiva en bici gracias a
Dani ‘Falcon’ (muchas, muchas gracias por ello, y por tus desvelos y empeños para
que este año pastorease una cabra J), entrenos compartidos
estos últimos meses con los Carlos Merino, Guille, Iván David, Víctor L. y
compañía, que me hacían mejorar a base de sudor, sangre (literal) y lágrimas,
hacían mirar con cierto optimismo al que dicen ser la prueba del circuito IM
más dura del mundo.
Pero, circunstancias de la vida quisieron que, todo lo que
no me había pasado en este tiempo, se concentrase ese último mes de
preparación. De este modo enlacé tendinitis rotuliana en rodilla derecha,
tendinitis en el tensor de la fascia lata de la izquierda y para rematarlo, un
esguince en la pierna izquierda a 2 semanas del comienzo. No daba crédito. Me
planteé muy seriamente no acudir, y aplazar lo que para mí había venido siendo
la búsqueda de mi El Dorado los últimos tiempos.
No obstante, tuve la fortuna de encontrarme en este camino
con el Dr. Capa y su equipo del CEREMEDE. Una tras otra, con paciencia y apoyo,
fue solucionando/aliviando los problemas, y dándome confianza para por lo menos
tomar la salida y afrontar la prueba. Gracias mil, Santiago, por todo. Junto a
Tamara, mi fisio, obraron el milagro.
A todo esto, mis compañeros de equipo en Lanzarote llegaban
con perspectivas dispares: Víctor a tope, con ilusión compartida por todos de
poder ganar plaza por segunda vez a Hawaii, y Muci, como yo, tocado
físicamente, con dudas pero también con muchas ganas de afrontar la prueba.
Dicen que mal de muchos, consuelo de tontos, pero estar juntos ante la
adversidad une.
El día de la prueba, más de 2250 participantes de 61
nacionalidades, nos presentamos a las 7 am en los arcos de salida
de la natación. Verme inmerso en medio de aquella marabunta devolvía a mi
cabeza aquellos pensamientos ya olvidados de si ‘¿llegaré?’. No hubo mucho más
tiempo para pensar, una vez se dio la salida, el instinto juega su papel en
búsqueda de algún espacio para entrar en el agua, y el único objetivo es
avanzar recibiendo los menos golpes posibles. De pronto me vi junto a la
corchera, y ante la imposibilidad de avanzar, no tuve más remedio que por
momentos tratar de continuar desde el otro lado de la misma. Estos cambios, por
lo menos media docena de veces debido a que en ninguna de las dos ubicaciones
había espacio físico, me provocaron cortes en pies, manos y neopreno. Pese a
todo, primer paso a los 1900 en 33 min. Los siguientes 1900,
incomprensiblemente siguieron llenos de golpes y de parones. De vez en cuando,
como si se cerrase un semáforo, te topabas con un muro infranqueable con
‘choques’ en cadena. Esta dinámica provocó que en ningún momento fuese forzado,
primaba la integridad y salir del desconcierto. Pero por ello, y quizás por
cierta relajación tras el shock inicial, hice mucho más lento este segundo paso,
para acabar en 1 h 13’.
Transición larga de cerca de 9 min (en mi descargo
‘parcial’, decir que los box eran muyyyy largos), con el único ‘pero’ que tuvo
la organización: no pusieron cubos de agua en la carpa para limpiarse la arena
de los pies.
Comenzaba lo bueno. Bici con un recorrido espectacular
y 2.600 metros
acumulados positivos (=etapa de montaña de gran vuelta), con el apoyo a nuestro
paso por las diferentes localidades de los lanzaroteños, y por mucho público en
los puntos calientes del día (miradores de Haría y del Río) la sensaciones eran
indescriptibles. No sé lo que sentirán los corredores del Tour subiendo Alpe
D’Huez, pero seguro que muy parecido a lo que vivimos en alguna de las cunetas
en estas subidas.
Sopló el viento. No sé si más o menos que otras veces, pues
es mi primer Lanzarote, pero sí puedo transmitir las dificultades que por
momentos tenía para mantenerme bien en la bici, sobretodo cuando entraba de
costado. Algún accidente presencié por este motivo. Sin duda hubiese preferido
más calor en este sector, pero menos aire J (inversamente
relacionados), habida cuenta de que en torno a 10 avituallamientos nos esperaban
bien dispuestos, junto con diferentes puntos fijos y móviles de asistencia
mecánica. El que el viento girase provocó que ese balance pretendido entre lo
que te da y lo que te quita se descompensase, pero cierto es que todos
estábamos igual. Lejos del objetivo en
ritmo de 30 Km/h
de media, me dejé llevar los últimos 20 para guardar algo de fuerzas. Hasta
este momento no sentía ninguna molestia.
Transición larga, muy larga de 11 min. Había perdido el
dorsal por el viento, y con todos los achaques con los que llegaba debía
protegerme bien con cincha, rodillera,…
Comienzo a correr, y tengo buenas sensaciones. 4’ 30’’- 4’45’’. Las semanas
previas no había podido más que probar un par de días a trotar/correr, y no más
de 30’.
Pero, en el kilómetro 3 se acabó lo que se daba. Empiezo a sentir dolor en la
rodilla izquierda. Llevaba antiinflamatorios, y no dudo en tomarme uno. Había
avituallamientos cada 2 km,
con lo que la deshidratación no sería un problema. El ritmo empieza a decaer, y
ya al paso por el kilómetro 8 me voy a los 5’ 30’’ de media. No puedo alargar zancada,
todo lo que sea levantar la rodilla izquierda es muy doloroso. La acorto y
trato de meter cadencia. Y aquí el cansancio de la bici sale a relucir. El paso
por kilómetro se dispara. Nunca, nunca había corrido así. Me planteo el
retirarme pero el apoyo y presencia de mis padres (Gracias por estar allí!!) ,
de Patricia y resto de familiares y amigos en la lejanía, junto a la familia
Tripi desplazada (Ferreras, R, Gonzalo) hacen que continúe.
Cada vez que me cruzo con Víctor y Muci, es un nuevo
espaldarazo para seguir. Al ‘crack’ no le veo con ritmo, lejos de lo que creí
que era cabeza de carrera, pero el tío saca siempre una sonrisa y transmite con
ella un ejemplo. Hay que terminar! A Muci le veía disfrutar. De veras que pocos
llevaban esa cara de felicidad, que parece que sólo se te activa a 2 km de la meta. Transmitía
mucha fuerza.
Los 2 km
próximos a la meta (4 en total por ser punto de giro) están atestados de gente, a ambos lados de la
valla. Animan, gritan, empujan como no os podéis imaginar.
Sí puedo decir que pese al dolor no paré nunca salvo para
beber en los avituallamientos. Tampoco anduve salvo en esos momentos de hidratación.
Me había prometido que si lo terminaba tenía que ser corriendo la maratón
íntegra, y así lo hice.
Los últimos 10
Km, y tras un segundo antiinflamantorio, los hago de un
tirón sin parar a beber. Estaba supermineralizado y superhidratado ya... en fin,
no me cabía ni una gota más.
Veo a mi madre, me emociono. Mi padre está en meta para
sacarme la foto de entrada. El dolor, la fatiga, la alegría inmensa de llegar,
hacen que se me salten las lágrimas. Nos fundimos en un inmenso abrazo. Me
hubiese gustado entrar con los dos, así como con Patricia. Sin duda, lo
hicimos de alguna manera.
4h 29’, una 1 h más de lo que en
condiciones normales tendría que haber hecho. Pero, ¿qué son condiciones
normales en un IM?
Total 12 h 49’.
Finalizada la prueba, y tras varios minutos de desconcierto
entre que recibes la medalla, entregas el chip,… el dolor se acentúa y no puedo
andar. Directo a una camilla, 2 ‘ángeles’ tratan de recomponer el
desaguisado que me he provocado durante casi 40 min de masaje. ¡Gracias
de veras como quiera que os llamaseis! Afortunadamente no necesito más ayuda
para recoger las cosas y dejar los
boxes, que un poco de paciencia para acompañarme al paso, pues la pierna
izquierda y con la inflamación en su punto álgido, sólo podía arrastrarla.
Mi enhorabuena a Ruth Varona que se clasificó 2ª en su
categoría y consiguió plaza para Hawaii.
Por último no quería despedir esta entrada en el blog, sin
dar las gracias a la familia Tripi por todo su apoyo. Sin vosotros nada de esto
hubiera sido posible. Especial recuerdo a mis compañeros ‘Frickyatletas’. Por
cuestiones de calendario y horarios, este año no hemos coincidido de momento en
carreras y apenas entrenando juntos, pero ese ambiente inolvidable de Huelva
hay que mantenerlo vivo. Sergio, eres un amigo y un gran coach ;-). Luis Ángel, tus consejos, canela pura. Mauri,
¿te espero en Conzumel?
Gracias también al PST’14 , ellos saben muy bien quienes
son.
El próximo mes de julio me traslado a León, pero seguiré
dándoos guerra los fines de semana y algún jueves.
Un abrazo y nos vemos en las carreteras, ¡¡siempre de rosa!!
1 comentario:
Magnífico relato que, sin duda, se queda corto en comparación con la gesta que describe.
Impresionante la prueba, pero aún más (si cabe) considerando los problemillas físicos que padeciste en el "antes" y en el "durante".
Mi más sincera enhorabuena campeón!!
Cuenca.
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