-¡Joder qué frío!
-¡Coño qué frío!
Éstas fueron dos de las expresiones más escuchadas durante la mañana del domingo 28 de abril en Soria.
¡Qué aire!
Llegamos pronto al estadio de Los Pajaritos. Éstos debían haber realizado una migración hacia climas más apacibles, Sarajevo o Kamchatka, por ejemplo; incluso tuve la fortuna de presenciar, mientras tomaba un café, cómo un pinzón se había hecho fuerte en el interior de la cámara de los helados y disfrutaba plácido del agradable clima rodeado por Pirulos y Frigopies, mientras el propietario del local pedía auxilio a los bomberos.
Allí, en Soria, disputamos un Duatlón contrarreloj por equipos. Cada grupo se forma con 4, 5 o 6 corredores. En total había 25 equipos. El Tripi presentó 3: A, B y C. El mío era el Tripi C. Me acompañaban Félix, Ruslan, Óscar y, atención, ¡Fernando Alonso! ¿No lo creéis? Pues sabed que no sólo tenemos a un Fernando Alonso en el Tripi, tenemos dos. Stefano Domenicali siempre nos mira con remusguillo.
Con más de media hora de retraso comienzan a llamar a los equipos a la línea de salida. Falta uno de los buenos, el de los bomberos de Valladolid. Me parece imposible que con este frío haya prendido algo en la zona pero la única respuesta que se me ocurre es que estén apagando un fuego o que no hayan podido reducir al pinzón de marras. Finalmente se toma la decisión más sensata: dejar de llamarlos por megafonía y hacerlo al 080. Llegan enseguida pero pretenden que alguien se haga cargo de la factura, jeje.
Comenzamos a salir a intervalos de un minuto con una carrera a pie de 5 Km sorianos que vienen siendo más 6 que 5, con sus cuestas, con su frío, su aire y muchos ánimos entre nosotros. Llegamos “muy airosos” a la zona de transición después de llevar un ritmo cómodo. Me cambio de calzado, me pongo el casco, cojo la bici y salgo disparado a la línea donde se monta. Hasta que no estemos 4 no podemos continuar. Llego el primero y esto me hace sospechar: Estos cabrones se han ido sin mí. (Veo que llega Ruslan) Entonces… -Se me ha olvidado la bici. No. La tengo en la mano. Pues el casco. No, está puesto. Entonces estoy desnudo. Nada de nada, tengo el mono bien puesto con el punto de la i de Tripi en su sitio. He sido el primero en la transición y no he tenido que recurrir a ningún tipo de violencia con los jueces ni a sucias estratagemas con el material de mis compañeros. ¿Esto da premio?
Salimos con la bici todos juntos y comienza el show al que tengo acostumbrado al público cada vez que llega una curva pronunciada. De antemano advertí a mis compañeros se abstuvieran de seguir mis trazadas. No les veía ni técnica ni psicológicamente preparados para ello. El último que lo intentó acabó en el suelo desorientado y conmocionado mientras no paraba de repetir: -Creo se me olvidó apagar el gas.
20 kms sorianos de bici que al final son unos 24 en el sistema internacional. En seguida Fernando Alonso activa el DRS y comienza a marcar el ritmo como un buen cómitre. Todos detrás al son de su tambor subiendo, bajando, subiendo, bajando y recibiendo mucho aire de cara en la segunda parte del circuito. Nos pasa el equipo B del Tripi que había salido dos minutos antes tal y como estaba planeado en el guión; o esto o Luis Ángel y Fernando, que estaban en el B y con los que había ido hasta Soria, se negarían a llevarme de regreso.
Félix de vez en cuando daba a Fernando algún fugaz relevo para coger aire. ¡Qué ironía! Coger aire. Hartito tuvo que acabar de aire. Yo iba siempre el último, a rueda de Óscar, cuidando mi peinado.
Llegamos al estadio para iniciar el último segmento. Desde el box de Ferrari se oye en un nítido acento italiano, eso de: ¡Grande, Fernando! Y es que se ha comido él solito toda la bici.
Segunda transición y nos calzamos las zapatillas. Esta vez llego el cuarto. Me entretengo colocando el material, la imagen es fundamental. Cada cosa en su sitio y un sitio para cada cosa.
De nuevo Fernando tira en cabeza acompañado de Ruslan para acabar con los últimos tres Km. Entramos en meta y después de tomar otro buchito de aire soriano (qué matanzas buenas tiene que haber por estos lares) vuelven a sonar de nuevo esas dos expresiones:
-¡Joder qué frío!
-¡Coño qué frío!
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