Ironman. Solo por el nombre pudiera parecer que después de terminar una
prueba así vas a tener un mensaje en el contestador de Nick Furia diciéndote
que Los Vengadores tienen movida con unos alienígenas y que si te puedes pasar
a echarles una mano. Imagínate ahí, codo con codo repartiendo mamporros con
Scarlett Johansson. De momento. :-)
Bueno, pues todo esto empezó como empezaron muchas de las grandes aventuras
que el Homo Sapiens ha llevado a cabo a lo largo de la historia … con un: “No
hay huevos a …”, en este caso vía Whatsapp en el grupo que comparto con amigos
del Club Triatlón Ironness, club pepinero, pequeño, modesto e inolvidable,
formado por grandes triatletas y mejores personas.
Como buenos toretes, fue ver el señuelo y varios de nosotros, los más
descerebrados, entramos al trapo sin dudarlo mucho. Fácil inscribirse, vía
Internet, anónimamente, … las dudas, reconcomes y deshojes de margarita
vendrían más adelante. :-)
Ale hecho. Ahora tocaba la parte más dura de un IM. Entrenarlo. No ha sido
fácil, la verdad. Prepararse una prueba de este tipo y cuadrar tantas horas de
entreno con trabajo, pareja, peque, y el resto de actividades de la vida
cotidiana no es de recibo. Yo en mi caso lo he tenido algo más fácil, gracias a
Víctor González y Marina Posada, mis entrenadores desde que entre a formar
parte del Triatlón Pisuerga, que me han llevado los entrenos durante todos
estos meses de preparación y me han apoyado en todo lo que estaba en su mano.
Gracias Víctor!! Gracias Marina!! … este éxito es tan mío
como vuestro … lo dimos todo por un sueño ;)
Sin duda, la parte más dura fueron los últimos dos meses, sobre todo los
fines de semana, cuando en vez de quedarte en la cama con la family y desayunar
tranquilamente, tocaba despertarse a las 6 am. y empezar a dar pedales a las 7
am. hasta la hora de comer. Aunque también es cierto que es mucha la motivación
que tienes cuando ya estás metido en el berenjenal y eso también ayuda a
superar estos días tan largos. Muchos de ellos tocaba tirar de casta
como dice mi buen amigo Toñete, para estar a la altura luego con la familia y
el resto de responsabilidades. Bruno de momento no sabe de IMs y le daba igual
que llegaras fundido a casa.
Y desde luego, también se hace más fácil si puedes compartir parte de
algunos de esos entrenos con otr@s compañer@s tripis. Un trocito de la presea
de finisher también es vuestro.
Bueno, el caso es que te plantas a una semana vista del objetivo de la
temporada y siguiendo el guion estándar debería haberla pasado temblando como
un flan de esos que tanto le gustan a Nacho Muñoz. Pues sorprendentemente no.
No hubo nervios, ni comeduras de tarro ni nada por el estilo. Estuve tranquilo,
aprovechando mucho los días de descanso, comiendo bien y sabiendo que había
hecho cuanto estaba en mi mano para llegar preparado al día D.
Llegamos al día D-1, sábado, y salí a eso de las 12:00 después de ultimar
todos los detalles. Besos para Leti y Bruno (al próximo IM, porque seguro que
hay un próximo aunque no sé cuándo, ellos no faltaran … es una experiencia que
merece la pena compartir con los que más quieres) y nos ponemos en marcha. El
viaje a Vitoria se me hizo muy corto, poco más de dos horas y sobre las 14:30
ya estaba compartiendo mesa y mantel, y comentando la jugada con el resto de
espartanos.
La tarde estuvo bastante atareada, entre registro y recogida de dorsal en
Vitoria, y luego llevar la cabra a Landa (a unos 20 km) donde se
situaba la T1, no tuvimos tiempo para mucho más. No se me puede pasar agradecer
a Nacho Tome “El sabio de Pisuerga” (como pilota el tío de cualquier tema
relacionado con el triatlón) las pedazo de ruedas que me presto para el IM y a
Diego Rodríguez el “mejillón espacial” que también me dejo para el evento.
Factores clave para bajar de las 6h en bici y poder disfrutar del recorrido y del
bocata de tortilla de francesa que me preparó mi madre para la excursión.
La organización del IM de 10, hay que decirlo. Entre half y full, seriamos
unos 2000 y no tiene que ser fácil dar el servicio adecuado a tanta gente.
La, en teoría, fatídica noche del sábado al domingo no lo fue tanto. La
verdad es que iba mentalizado para no dormir nada y sin embargo sí que pude
descansar bien unas 5 horitas hasta que toco diana a las 4:45 am. Hubo un
momento angustioso justo antes de irnos a dormir cuando David Abanades y yo
fuimos al apartamento de nuestro camello de confianza José Manuel Arpa “El
boss” a pedirle unas pastillicas para pasar la noche. Ante la negativa por
respuesta que obtuvimos ambos tragamos saliva como pudimos y regresamos con el
rabo entre las piernas a nuestros cubiles dispuestos a entretenernos con la
tele tienda hasta que sonase el reloj de cuco que teníamos en el apartamento.
Y llego el día D.
Madrugón. De la noche anterior teníamos casi todo preparado. Solo nos
faltaban las viandas para el camino, el bocata de tortilla francesa de mi
madre, sándwiches de Nutella y pavo, plátanos, barritas de varios tipos y
sabores y algún que otro gel por si acaso llegaba Messie Mazo. Todo listo y ale
a uno de los buses que ponía la organización para llegar al pantano de Landa
donde se hacia la natación.
La salida del full
estaba prevista para las 8:25 de la mañana, pero ese día se levantó niebla y no
pudimos empezar hasta las 9. Lo de la niebla le dio un encanto especial al
segmento de natación.
Total, que ahí
estábamos, a unos pocos segundos de empezar la aventura con solo dos
pensamientos en la cabeza: la legendaria batalla entre Gandalf El Gris (usease
servidor) y el Balrog (usease la kilometrada que nos íbamos a pegar en las
siguientes 11, 12, 13 ,14 horas?) y el hacerme el más ferviente defensor del
cholismo ilustrado (partido a partido, kilómetro a kilómetro, guarda guarda
guarda por lo que pueda venir…).
Metidos en harina, la natación cómoda, en 32′ la primera vuelta y en la
segunda algo más relajado viendo que la cosa iba bien para un total de 1h08′.
Salí fresco cual núcula y transición a bici. Me lo tomo con calma. Vamos que me
falto pedir un café solo y un croissant plancha a alguno de la organización. El
objetivo era terminar y disfrutar de la prueba.
Bici disfrutando del recorrido, que llano llano no era. Nos hizo bastante
calor y algo de aire. Algo menos de 6h, 5h56′ y pensando va bien, va bien la
cosa.
En la T2 me di algo más de vidilla, no me hubiese dado tiempo a tomarme otro
café solo, total tampoco era mucho lo que había que hacer. Gorra, zapas y a al
trote cochinillo.
La carrera, ay! la carrera … hasta el km 15 digamos, fui bien, las
sensaciones no eran malas. Pero a partir de ahí, todo se redujo a supervivencia
pura y dura, y a un constante dialogo interior entre no voy, no voy, no puedo más
… y venga, venga, venga, que no queda tanto y has entrenado mucho para esto. Y
eso que tampoco es que nos hiciera mucho calor. El recorrido era bastante
sombrío, avituallamientos bien surtidos cada 2’5 kms, piscinas de agua para
refrescarse (que nos salvaron la vida a tod@s) e incluso a última hora de la
tarde yo pase algo de fresco, no sé si por la temperatura en sí o por el
cansancio ya acumulado.
Total, que fueron pasando los kilómetros y al final me junte con un
paisano del Triatlón Cuellar, Dani Fernández, y juntos hicimos andandico el
ultimo kilometro aprox. de la prueba.
Los disfruté, a pesar del agotamiento, como no he disfrutado ninguna prueba
en mi vida. Jamás se me olvidara la imagen de entrada a meta, los últimos 200
m. toda la gente animando y en la cabeza y en el corazón, agolpados tantos y
tantos entrenos, tantas dificultades superadas, todas esas dudas durante todos
estos meses …
Crucé la meta con lágrimas en los ojos y no sin antes abrazarme con los
amigos Ironness que ya estaban por allí esperándonos a los que faltábamos.
12h 07′ en total, para culminar lo que hace apenas 8-9 meses parecía un reto
inalcanzable.
Y quedaba lo mejor … el post-partido. :-)
To be continued… :-)
No hay comentarios:
Publicar un comentario