Primer triatlón en solitario.
Calor y nervios que fueron debidamente apaciguados con un
cóctel de frutos secos de apellido cerveza, de la que supe privarme y mantener
la compostura. Desde los cinco minutos de diferencia que nos dieron respecto al
otro sexo hasta la salida del agua, trece minutos de compostura.
El tramo de
bici eran 24 km de los que sólo recuerdo dos subidas sacadas del mismísimo
infierno. Y encima me adelantan, y tengo frío y me prometo entrenar. Y me
concentro. Pienso en todos los consejos que todos los compañeros me han ido
dando, aquellos que parece que no escucho pero sí interiorizo, y cuido la
hidratación. Bendigo mi suerte por el bidón de agua sabor limonada de Rubén y
sigo hacia delante, cambiando piñones, platos y pensamientos. Mentiría si
dijera que me fijaba en el color de los campos, ese oro de Castilla que se
abría a un lado del camino mientras en el otro destacaba el sonido del agua que
discurría acompasado al desarrollo vital de las aves e insectos que alberga. En
mi fuero interno únicamente se repetía una frase, una y otra vez… Una maldita
canción de un anuncio, ¡y otra cuesta! Y así se pasó el segmento bicicleta, con
el último tramo un poco más rápido gracias a esos tripi-ánimos que valen más
que tres geles juntos (y los de los no tripis, que se agradece el doble).
Las
transiciones sin problema, a pesar del enorme espacio -a niveles subatómicos-
que disponíamos en el box. La carrera a pie constaba de dos vueltas, en la
primera me reservé demasiado y luego no pude aumentar mucho más el ritmo, y así
se acabó el triatlón. Con ganas de haberlo hecho mejor, de entrenar más y de volver el año que viene.
Resaltar la gran acogida del pueblo, animando en todo
momento y ofreciéndose a rociarnos con agua en los tramos más sofocantes. Por
el contrario, al ir a recoger el material nos encontramos el box desierto, con
mis bártulos y el de algunos corredores más sin vigilancia alguna. Lo achaco a
una falta de la organización, que ni siquiera había avisado por megafonía.
Bici, neopreno y todas mis ilusiones que ahora estarían en otro lugar, ¡con eso
no se juega!
Por último, mentar a los ganadores de la competición: Óscar
de Nicolás y Silvia González. El Triatlón Campos de Castilla y Seler Univest
ganaron por equipos, masculino y femenino respectivamente. En promoción, fueron
María José García y Jesús Polo. Y yo, que lo celebré con un mojito. Hasta el
próximo.
Paula.
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